Cuando terminó la época de los besos de Judas,
la locura significó estar roto.
Caricias de dinero eran su único regalo,
proxenetas con los escrúpulos desviados y las manos manchadas de jabón.
Cuando los gritos nocturnos dejaron de oírse
y se confundieron con ronroneos y suspiros.
Las lágrimas no existieron más y aparecieron la saliba, el frío y el día.
No necesitaba para aprender más que la vida
y la habían hecho más fuerte que los puños que la golpeaban.
Pero la sangre seguía corriendo y tiñéndola,
pasando de luz a desdicha, de las risas al dolor, sin distinguirlas.
Cuerpo cubierto de acero.
Tintineante como la dama muerte buscando un relevo.
Deseos de todo lo que se considera perdido, oscuro o prohibido.
Figura llamativa bajo la luna.
Tan tuya, tan mia y tan de nadie.
Indómita, libre, salvaje y sangrienta.
Dejándose ver a través de su sonrisa rota
Su mirada quebrada era la única que los veía a todos como eran:
Despojos.