lunes, 15 de septiembre de 2014

Emily- The end

El aire era tibio y cómodo una vez se rompía
como un diamante que escondiese una pluma que no pudiese revelar a nadie.
El agua su lecho, construido con rosas y azahar,
que inundó su cuerpo limpiándolo y arrancando su alma de su cárcel corpórea.
Mientras se hundía y se hundía, se ahogaba y se ahogaba
y con la vida se esfumaban las lágrimas, arrastradas por la corriente,
y la vida, empujada hacia el fondo del abismo, donde nadie pudiese encontrarla.
Aquella tranquilidad barría hacia el olvido el agravio, y la sangre y la pena
y aquel silencio liberaba y dormía al monstruo y a su alma,
ese espíritu que había arrastrado al infierno su inocencia.

El tiempo pasó y la cárcel que la había mantenido viva se consumió,
encerrada en una caja de cristal que permitía existir a su memoria,
velada por sus eternos guardianes, que tras el invierno morirían para encontrarse con ella.


lunes, 7 de julio de 2014

The sound of silence

Inunda los recovecos y golpea.
Golpea los muros.
No se mueven, se estremecen.
No lloran, se ahogan.
La sal es el cemento que circula por su sistema.
No hay aire, luz o final del túnel.
No hay nada, salvo agua y sal.
Con los tobillos pegados se hunden.
Lloran ahora, pero ¿qué importa?
Gotas perdidas en la inmensidad
¿Lloras de verdad si nadie oye tu llanto?
¿Gritas de verdad si no hay nadie para mandarte callar?
Temblorosos, solos, indefensos...
Asustados.
Quizás acabe cuando vuelva a bajar la marea.

Hello darkness, my old friend
I've come to talk with you again

miércoles, 26 de marzo de 2014

Circe Tattaglia: Another one bites the dust, Orígenes.

Cuentan las historias que una dama blanca habitaba en los bosques de la más oscura Grecia. Decían de ella que era un ángel y venía a salvarlos a todos de la oscuridad y la tristeza, que venía a abrir el bosque al medio para que los niños, por fin, pudiesen ver el mar. Esa etérea mujer sólo aparecía en los momentos más confusos para rescatar a los habitantes del terror de sus tormentas. Perséfone, decían que se llamaba. Y era hermosa como la noche y clara como el día. Era un ángel de cabellos de fuego que nadie creía merecer y que se paseaba por aquel pequeño y oscuro pueblo sintiéndose protegida. Ella mecía, en sueños, a los niños para que nada los hiriera en sus momentos más débiles...Perséfone era la luz que hacía tanto tiempo había abandonado el bosque y que había vuelto para redimirlo.

Tras años con ella, aquel cercado y oscuro pueblo se había convertido en el paraíso en la tierra. Los campos eran fértiles y los ríos caudalosos. La gente era feliz como sólo puede serlo en las historias. Pero un día, estalló una terrible tormenta que recordó al pueblo como eran los malos viejos tiempos. Las épocas de guerra, truenos y sangre, cuando todo lo que nacía estaba maldito y sucio. Como era todo antes de que ella los salvara... Pero la tormenta pasó y con ella se fue también el terror que infundía. Desapareció tan rápido como había llegado y el pueblo respiró de nuevo tranquilo, pero su musa había desaparecido. Y entonces la luz del sol ya no era tan intensa y la Luna se llevó la seguridad de la noche que volvía a ser turbia y tenebrosa. El miedo los infectó a todos de nuevo haciendo que las viejas disputas ocuparan el lugar de los nuevos tratados, y los niños llorasen y las madres gritasen y los padres se golpeasen los unos a los otros de pura rabia. Y, entre tanto, siempre había alguien sumido en la desesperación buscando al ángel que la tormenta les había robado, pero no la encontrarían hasta que ella pudiera regresar de entre sus propias tinieblas.


El bosque que había cercado, durante tanto tiempo ya, la tranquila vida del pueblo había sido también el filtro de toda la maldad que habitaba fuera de él, pero la tormenta había abierto un boquete entre las ramas y la oscuridad lo había vuelto a poseer. Y con los rayos y la lluvia, los ríos arrastraron la maldad de un nuevo hombre que amparado por la sombra y obsesionado con la belleza de un ángel en medio de la tormenta, atrapó a Perséfone para hacerla suya. Quizás no entendía que forzándola, la rompería... La mezquindad del hombre se abrió paso a través de lo que ya todos consideraban divino. Y tras subyugarla en el no consentido lecho, la abandonó entre lágrimas, rota y despojada de sus dones que se habían visto inundados por la tristeza y la vergüenza.


Pero el tiempo pasó,
y una y otra vez, la noche sucedió al día
sin más luz o gloria que su compañera,
mientras el desagravio crecía.
Arrancadas sus alas,
tiño de negro la luna
y así vería en ella su alma reflejada,
mientras mecía la vacía cuna.
Pero la mecía y la mecía,
con desesperación y lágrimas,
arropada con sangre y melancolía
al son de un tiempo que no paraba.
Y así nací yo,
entre vísceras, vergüenza y odio,
terminando con su sufrimiento
y comenzando un nuevo y terrible episodio.
No obstante, del pasado, aunque ajeno, se aprende,
y aunque la noche no dejaría de ser oscura,
lo que no te mata, te hace más fuerte.  


"Is this the real life?
Is this just a fantasy?"

lunes, 24 de febrero de 2014

Circe Tattaglia: Another one bites the dust

La vida se tiño de rojo y se volvió espesa.
Si la tristeza quisiera cambiar de nombre habría adoptado el suyo, 
pues ya no quedaban brillos en sus ojos ni aliento que separase sus labios.
Ella pasó de vivir en la niebla a hacerlo en la oscuridad,
y del fuego de la pasión al hielo de la muerte
dejó un camino de lágrimas que se confundió con un río.
La electricidad rompió el cristal que la acogía y guardaba
y la ira estalló con la tormenta
y convirtió en cenizas la vida, el alma y el crimen. 



"Out of the doorway the bullets rip
Repeating the sound of the beat"

lunes, 27 de enero de 2014

Pretend

Los labios se estiran y los ojos se arrugan.
La tensión en el rostro es lo que necesitan ver.
Quieren que emitas los sonidos correctos,
que tengas los brillos correctos.
Quieren que finjas.
No deben ver el agujero en las paredes de tu habitación,
ni el pozo negro en el que se ha convertido tu alma,
ni la sangre que te empapa cada noche cuando el miedo te consume,
ni las lágrimas...
que del dolor se desgastan antes de brotar.
Hay heridas por todo tu cuerpo.
Diminutas e infectadas. Podridas desde dentro.
Duelen y queman como mil agujas pinchando sin parar...
Pero no importa.
Sonríe, es gratis.


Scaramouche , Scaramouche will you do the fandango?

lunes, 20 de enero de 2014

Hope

Es extraño como las conversaciones que más acaban calando en uno son las que aparecen cuando menos te lo esperas. Puedes tenerlas contigo mismo en la ducha o con una persona que acabas de conocer en el primer momento que la ves. Quizás esa persona no te importe un carajo y tú le importes lo mismo o menos a ella, pero vais a hacer mella el uno en el otro por esa simple conversación que parece no significar nada y que para alguno o para los dos puede significarlo todo.

No es realmente importante quién hizo la pregunta o quién empezó la conversación aquel día. Ni siquiera que día era porque no era ninguna fecha destacable. Pero era de noche y hacía un frio húmedo de estos que calan los huesos hasta las entrañas. Sin embargo, las vistas eran increíbles, un mar de luces naranjas, lejano y casi inalcanzable, pero tan familiar que resultaba extraño que de repente pareciese tan bonito.

- ¿Por qué le quieres?- Me preguntó sin que en el contexto de la conversación esa pregunta fuese especialmente resultona.

La miré durante unos segundos mientras pensaba. No puedo decir que fue lo primero que me  vino a la mente porque no fue nada en absoluto. ¿Por qué le quiero? Se me antojaba la pregunta más dificil que me habían hecho jamás. La única respuesta que ofrecía mi confuso cerebro en un lunes frio era que no tengo ni idea.

Sabía que no es una persona perfecta, pero de algún modo es perfecto para mí. Es cabezón, impulsivo y al mismo tiempo indeciso hasta la neura. Se abstrae en cualquier parte y cuando le dan un tema que le interesa no lo suelta hasta que lo resuelve. Pero...Es mio. Me gustan las circunstancias en las que nos conocimos, en un lugar en el que nadie suele querer pasar demasiado tiempo con la persona en la que se fija. Me gusta cómo empezó todo porque...no puedo imaginarlo mejor de otra manera, y menos si con ello la historia cambia. Me gusta que a los dos días de conocerme ya me contó algo que era importante para él. Me gusta que dónde él está siempre huele bien, aunque no siempre huele igual. Me gusta cómo camina y cómo gira la cabeza repentinamente cuando se hace el ofuscado. Me gusta su cara de concentración cuando va ganando en un videojuego y como se pone conmigo cuando yo voy perdiendo. Me gusta lo duro que es, pero odio que esté triste. Me encanta lo terriblemente encantador y dulce que es y lo niño y picón que puede llegar a ser. Adoro incluso la cara que pone cuando ve pasar a un perro.

¿Cómo podría no quererle si es la persona que más bajita me hace sentir y al mismo tiempo la que consigue que más orgullosa me sienta de mi altura? Si cuando menos me lo espero me besa en el cuello y me hace sonreir, o si cuando nos paramos en un semáforo se agacha a olerme el pelo. ¿Cómo no voy a quererle si me mira como si fuera lo más bonito que ha visto nunca? Si me abraza como si quisiera que nos fundieramos en un solo cuerpo, incluso cuando me enfado y me entra la pataleta, me agarra, me hace cosquillas y me sostiene hasta que su tranquilidad supera a mi ira. ¿Cómo no voy a quererle si, en este mundo que cada día se derrumba más, con que él sonría, para mi todo vuelve a andar bien? Si su risa de genio malvado lo arregla absolutamente todo...Si le he desnudado mi alma y aun así me quiere y ha conseguido hacerme tan feliz que lo único que falta para redondearlo es que yo le haga igualmente feliz a él...

Pero...¿Por qué le quiero? Todo parece vanal cuando te hacen esa pregunta...

- No lo sé, es así.- Contesté con una sonrisa soñadora después de lo que a mi me habían parecido meses de recuerdos y habían sido solo unos segundos.

martes, 7 de enero de 2014

"Judith se hace mujer" - La niña de la jungla de Sabine Kuegler

Aquella noche me despertó un ligero ruido. Fuera estaba oscuro y sólo se veía una débil luz procedente del cuarto de baño. Judith no estaba en su cama, y a través de la cortina que separaba las dos habitaciones vislumbré a mi hermana arrodillada en el suelo. Algo andaba mal. Judith no solía levantarse por la noche y mucho menos para ir a sentarse en el suelo del baño.

Sin hacer ruido, aparté un poco la mosquitera y salí de la cama. Me acerqué a la cortina.

-¿Judith?- murmuré- ¿Estás bien?

La respuesta fue un sollozo apagado. Me empecé a preocupar de verdad e irrumpí en el cuarto de baño. Me quedé de piedra al ver a mi hermana. Había encendido dos velas, el camisón yacía en el suelo y estaba manchado de sangre. Por sus mejillas descendían enormes lágrimas mientras con una toalla estaba limpiando unas manchas de sangre que había en el suelo. Lo primero en lo que pensé fue en una mordedura de serpiente. Pero no, debía de haber sido un cocodrilo, porque por una serpiente no se sangraba tanto.

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