Mucha gente diría
que la vida es un asco para alguien como yo, otros se consolarían a sí mismos
al verme a mí y a mis colegas pensando: The shit happens. Y la verdad es que
ninguna de esas personas tiene ni puta idea de cómo es la realidad.
La ciudad en la que
yo nací no sé cual es y tampoco me importa. No llegué a conocer a mi padre. Mi
madre me crió sola sin apenas un céntimo en el bolsillo pero sin dejar de
viajar de un lugar a otro en busca de un sitio más barato en el que vivir o una
oportunidad mejor para mejorarse. Pero aunque esto suene a típica historia de
mierda sobre autosuperación, lo cierto es que mi madre y yo siempre hemos
tenido que huir de los sitios en los que vivíamos porque todos los capullos en
los que ella se ha fijado y que se han fijado en ella, eran una pandilla de
cabrones agresivos que no la merecían ni en sus mejores días. No es sólo que mi
vieja tenga mala puntería o que ella tenga algo malo, es que cuando uno vive en
las condiciones en las que me crecido yo, las posibilidades de encontrar algo
decente en cualquier aspecto se reducen a 0.
Después de muchos
viajes, llevamos 6 años en Boston. Los amigos que he hecho aquí ya los
considero mis amigos de toda la vida porque son con los que más tiempo he estado.
No me cuesta llevarme bien con la gente. Cuando eres pobre y un chaval, lo
último que quieres es joder a alguien como tú que además, seguramente, pueda
darte una paliza. Tengo un buen don de gentes, soy un tipo simpático, pero la
mayoría de ellos no saben una mierda sobre mí a parte de detalles que podrían
ser de cualquiera, como que me gustan las barritas Mars. La única excepción a
esto es Tyler, un criajo unos años más pequeño que yo pero que casi me supera
en altura. En él confío, más que en mí mismo, porque sé que soy lo único que
tiene en el mundo.
Recuerdo haber ido
al colegio en algún momento de mi vida y también haberme ido de allí teniendo
muy claro que ese mundo no era para mí. Terminé un par de cursos en distintas
ciudades por pura obligación, pero tengo 22 años y no tengo intención de
graduarme. Las calles están llenas de trabajos para gente como yo sin estudios
y que no quieren que los mangoneen tipos gordos con corbata. Yo nací en la
calle y no me pudriré en un despacho.
Quién no haya vivido
esta situación no entenderá mi manera de ver la vida. Bien, ese no es mi puto
problema.
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