domingo, 15 de septiembre de 2013

Samara Cox- Tainted Love

"Su brazos me rodeaban y me apretaban con fuerza hacía su cuerpo. No taba cada uno de sus músculos rozándose contra mi piel. Sonreí sin poder evitarlo. Al fin era mío. Todo y sólo mío."

Todo comenzó el día que empecé a trabajar para él. No había sido él quién me había entrevistado, pero cuando llegué allí, totalmente perdida, fue la primera persona que vi. Iba trajeado, como cada día. Era alto, moreno y robusto. Lo primero que sentí hacia el fue miedo. Ese hombre tenía la capacidad para mandarme a la calle de nuevo, por lo que debía esforzarme por mantenerlo contento. Me sonrío de una manera extraña mientras me miraba de arriba abajo y yo me sonrojaba. Qué tonta era yo entonces.

" Una de sus manos bajaba por mi espalda hasta llegar a uno de mis muslos y sus dedos se aferraron a mi con fuerza y deseo, apretándome como si buscará acercarme todavía más a él. Mis labios recorría su sudoroso cuello, impregnándome de su olor, sin que mi sonrisa desapareciera. Al fin tenía lo que tanto había esperado"

Los días en la oficina pasaron como pasan en cualquier otro empleo, salvo porque cada día él parecía presumir ante mí de todo el poder que tenía. Al principio pensaba que era sólo cosa mía, que él no se fijaba en mí...y me entristecía pensando que nunca lo haría ¿Por qué habría de hacerlo? Sólo era una secretaría más. Pero luego...empezó a coquetear conmigo. Día tras día empezó a saludarme con una sonrisa en los labios, esa tan diferente a la que dedicaba a las otras secretarias que le ponían ojitos como una manada de perras en celo. Su mano y la mía se rozaban cuando le entregaba el café o el correo. Seguro que lo hacía intencionadamente. Era tan atractivo y tenía tanto poder...

" Su otra mano se perdió entre mis piernas. Me arrancó un gemido con el primer torpe roce. Sus manos estaban frías y sudorosas y su rostro rojo y congestionado por el mínimo esfuerzo que había realizado hasta el momento. Su pecho ascendía y descendía rápidamente y podía sentir su pulso en mis labios, que todavía recorrían su cuello.  Una de mis manos se encontró con su duro miembro y comencé a masajear. Era como si la fuente de su poder estuviera ahora, literalmente, en mis manos"

No pasó mucho tiempo hasta que empecé a esperar ansiosa sus inoportunas llamadas en mi tiempo libre. Las esperaba como un niño espera el día de navidad. Su llamadas eran todas las muñecas y todas las bicicletas que no había recibido cuando era niña. Sus órdenes, simples y concisas, bastaban para doblegarme y demostrarme que me proclamaba suya. No daba órdenes tan directas a nadie más. Y al otro lado del teléfono siempre me lo imaginaba con esa sonrisa que día tras día me dedicaba, sintiendo un indómito placer cada vez que yo diligentemente obedecía. Pero mis amigos no lo entendían, decían que estaba obsesionada...qué sabrán ellos del amor.

" Mi mano hizo que se endureciera todavía más. Pero parecía incapaz de concentrarse en su placer y el mío al mismo tiempo. No me importaba. Parecía un niño crecido y vulnerable bajo los atentos pulsos que mi mano le estaba ofreciendo. Lloraba de lo que yo interpreté como placer, pero sus lágrimas no tuvieron una larga vida sobre su piel; me apresuré a secarlas con mis labios. Todo lo que saliera de él, hasta la más ínfima gota de sudor, debía ser mio"

Sin embargo, un día, meses después de haberle conocido, sus llamadas ya no eran suficientes para mí. Ni sus roces inocentes, ni esa traviesa sonrisa que sabía que era sólo mía. Quería más de él, lo quería todo. Por eso, investigué todo lo que pude. Investigué hasta que el mural que tenía reservado para mis logros se convirtió en su paseo de la fama. Lo averigüé todo de él. Lo seguí hasta descubrir nimiedades que llenaban mi mundo, como la talla de sus zapatos. Descubrí que estaba casado pero que su mujer no era lo suficientemente buena para él. Fingía quererlo pero sólo buscaba alejarlo del trabajo que él tanto amaba y de mí. "Te echo de menos" "Vayámonos de vacaciones" "Necesitas relajarte y alejarte de todo eso" Le decía la muy zorra sin tener ni idea de que yo estaba escuchando, pero yo sabía que sólo le decía esas cosas para alejarlo de mí y de mi puro y verdadero amor.

"Mientras lo tocaba, el paseaba su mano por mi espalda, de nuevo agarrándose a mi piel. Noté por primera vez su alianza contra mí. Era una dulce sensación saber que aunque aún la llevaba puesta, ya era todo mío. No podía ser de otra manera"

No tardé en tomar la determinación de que si no era mío pronto me volvería loca. Decidí pasar a la acción lo antes posible. Una noche, cuando él se quedó hasta tarde en la oficina, yo le acompañé y nos encerré a ambos en su despacho. Trabajamos durante horas, hasta que todo lo que le preocupaba estuvo solucionado y entonces...le abrí mi corazón. Tímidamente pero convencida, le conté que había visto todas esas señales que él me mandaba desde que había llegado, le conté cómo fantaseaba con él, cómo cada noche, a solas en mi cama, lo deseaba cada día un poco más. Él, tan amable, tan caballeroso, me cogió una mano con dulzura y dándole un par de vueltas y poniéndome un par de excusas de más, acabó reconociendo que lo nuestro no podía ser...porque su mujer era un obstáculo.


"Me monté sobre él al notar que pronto llegaría al orgasmo. Quería dentro de mí toda su semilla. Sentí un placer diferente a todos los que había sentido en mi vida cuando finalmente él se dejó llevar en mi interior. No era un placer normal, era el que se obtiene cuando sabes que todo lo que necesitabas en la vida es, por fin  tuyo. En ese momento olvidé el cadáver que tenía en la habitación de al lado y que había tenido que amenazarle un par de veces para que cumpliera al fin mis deseos. Pero él sabía que nunca le haría daño...así que, en verdad, que yo hubiera sacado a su mujer de en medio no había sido la causa de tan maravillosa velada. Él me quería, toda para sí. Yo lo sabía. "

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